lunes, 25 de marzo de 2013
Mi única certeza.
Y a mí me parece que te busco en las miradas atorrantes de
las personas, creo que necesito saber que estás ahí, así sea sin hacer nada,
que todavía no te vas, tú eres como el caos al que soy adicta aun cuando digo
que me gusta estar tranquila, aun cuando ya me cansé de preguntarme en dónde te
encuentras, en qué lugar del mundo estás siendo feliz sin mí. A mí me da la
impresión de que todavía me importas, de que nunca deje de quererte vivir junto
a mis cosas, de dormir contigo o de planear un viaje a Zaragoza, es de esas
cosas ilógicas que nunca pude entender, de esa rara mentalidad que siempre me hacías
obtener. Creo tener la vaga idea del color de tus ojos mirándome como yo quería
que me miraran, pero quizás, también tengo la mente nublada por los fantasmas
de tu olor, o las huellas de tu recuerdo. Posiblemente todo tiene una pisada
tuya que aun no logro limpiar, no sabes
cuan frustrante es hablarte sin que me puedas escuchar.
Y tengo, por sobre todas las cosas, la terrible y poco grata
convicción de que tú, allá, en donde te encuentras, has dejado de pensar en mí,
aquí, en donde me hallo.
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